«Hay que construir un consenso para dar respuesta a las nuevas necesidades de empleabilidad»

Por Laura A. Izaguirre

Los días 15 y 16 de noviembre se celebró en Vitoria-Gasteiz el IV Congreso de Empleo. Dos jornadas de reflexión y debate organizadas por el Gobierno vasco cuyo objetivo principal fue crear sinergias para poner en marcha las estrategias, instrumentos y recursos necesarios para avanzar hacia la generación de empleo en las condiciones necesarias que permitan la inclusión plena de todas las personas. Personas referentes en materias como el empleo, el emprendimiento, la política, la economía… se dieron cita en el Palacio de Europa de la capital vasca para departir sobre la recuperación socioeconómica postpandemia; las sendas que seguir para el empleo de calidad e inclusivo en una economía competitiva y globalizada; la innovación en las estrategias, metodologías y herramientas para el empleo y el emprendimiento; el proyecto de Ley del sistema vasco de empleo y los objetivos en el horizonte 2050.

Dos jornadas en las que a juicio del vicenconsejero de Empleo, Alfonso Gurpegui, «además de aprender de otros, el objetivo es trabajar en la construcción de un consenso, en el diagnóstico conjunto de la situación y determinar cuáles son las soluciones y elementos que tenemos que poner en marcha para dar respuesta a las nuevas necesidades».

Hablamos con cuatro de los protagonistas de este Congreso para que nos cuenten la realidad del empleo, la empleabilidad y el emprendimiento en el territorio vasco.

La Estrategia Vasca de Empleo dibuja la hoja de ruta a 10 años para crear empleo de calidad». Alfonso Gurpegui, viceconsejero de Empleo e Inclusión del Gobierno vasco

Ahora mismo están sobre la mesa la elaboración de la Ley del Sistema Vasco de Empleo, la Estrategia 2030… ¿Cuáles son los principales objetivos que están en la agenda del departamento y en qué momento de su desarrollo se encuentran?

Durante este año hemos aprobado la Estrategia Vasca de Empleo, que dibuja la hoja de ruta a 10 años con el objetivo principal de crear empleo de calidad. Una estrategia que incide en varios proyectos tractores que hay que poner en marcha: la mejora de Lanbide; la Ley del Sistema de Garantías de Ingresos y de Inclusión que ya hemos desarrollado; la Ley del Sistema Vasco de Empleo; un plan de adaptación de las cualificaciones en base a las transiciones digital, demográfica y energética y de recualificación en el ámbito de las cualificaciones más tradicionales (es decir, mirar a las tres transiciones sin olvidar que hay otra serie de cualificaciones que no podemos dejar de atender); y desarrollar un sistema de evaluación de las políticas públicas y un marco vasco de FP. Se trata de diferentes proyectos que tienen diferentes momentos de desarrollo. Así, durante este año hemos redactado la Ley Vasca de Garantía de Ingresos y la intención es que a final de año o a principios de 2022 lo apruebe el Consejo de Gobierno para poder mandarlo al Parlamento. Es una ley importante porque dibuja y fortalece el sistema de garantía de ingresos, pero que también habla de un sistema de inclusión. En cuanto a la reforma de Lanbide, se trata de un ambicioso plan basado en la digitalización, en una nueva forma de atender a las personas y con un elemento fundamental que es el de cercanía con las empresas. Porque un servicio público de empleo tiene que atender a las personas, trabajar de forma más personalizada a sus necesidades, pero también debe tener vinculación con las empresas. Y, por último, durante este año hemos realizado las labores de contacto con diferentes agentes sociales, institucionales, etc. (hasta un total de 160 personas) para compartir y establecer los elementos que deberá tener en cuenta la Ley Vasca de Empleo.

Hay que trabajar desde el diálogo social, pensando a nivel de década y viendo lo que hacen otroso en otros lugares». Iñigo Calvo, profesor e investigador de la Universidad de Deusto

El lema del Congreso hacía alusión al ‘empleo de calidad e inclusivo’, ¿a qué nos referimos exactamente?
Al hablar de empleo de calidad hay que dividirlo en dos partes: la persona trabajadora y la empresa. Por la parte de la persona trabajadora se trata de un empleo que tenga condiciones salariales y físicas de trabajo que le permita llevar a cabo una vida con oportunidades vitales y profesionales. Y por parte de la empresa, sería consecuencia de que nuestras empresas son competitivas en un mercado altamente globalizado y en el que es complicado estar a flote. Si nuestro sistema económico y empresarial es capaz de ser competitivo en este mercado, tendrán también los recursos necesarios para ofrecer empleos de calidad. ¿Y cómo se debe trabajar para conseguirlo? Lo primero es el diálogo social, el diálogo tripartito: patronal, sindicatos y gobierno. La buena noticia es que en los últimos años se ha reactivado tanto a nivel nacional como autonómico y la pandemia lo ha acelerado. En segundo lugar, hay que encender las ‘luces largas’, es decir, pensar a nivel de década, por eso creo que la Estrategia Vasca de Empleo es una buena propuesta porque se analiza lo que puede pasar con el empleo en la presente década: temas demográficos, de calidad de empleo… Y en tercer lugar, es importante ver qué están haciendo otros lugares. Por ejemplo, en Cataluña tienen un programa de transmisión empresarial que anima a la gente no solo a emprender sino a reemprender, es decir, si una persona quiere poner una carnicería en Santutxu y a su vez hay una carnicería que se va a cerrar en Txurdinaga, poner en marcha un programa que te permita poder navegar en un barco que ya está a flote y con el que salen ganando por igual el carnicero que lo deja y el emprendedor que empieza.

Ha llegado el momento de visibilizar y legitimar el valor de la persona emprendedora innovando y creando empleo «. María Saiz, presidenta del Observatorio Vasco del Emprendimiento

«La actividad emprendedora se ha mantenido en Euskadi incluso con la pandemia y, de hecho, es bastante fuerte, pero donde observamos dudas desde el Observatorio Vasco de emprendimiento es en la reducción del potencial emprendedor. Es decir, no solo medimos cuántas personas están emprendiendo sino también cuántas personas dicen que van a hacerlo en los próximos años. Y ahí es donde hemos tenido un golpe importante de reducción de personas que no lo ven claro», destaca María Saiz.

Con esa realidad sobre la mesa, ¿cuáles son las principales palancas de desarrollo?
Ha llegado el momento de visibilizar y legitimar el valor que tiene la persona emprendedora innovando, creando empleo e incluso siendo líder de cambios sociales y disruptivos. Porque en la mayoría de los casos no son las grandes corporaciones sino los pequeños emprendedores los que están tirando del mundo de la sostenibilidad, de pequeñas innovaciones tecnológicas que pueden dar soluciones a diferentes sectores… Uno de los problemas que tenemos en nuestro entorno para que se genere un efecto multiplicador de vocaciones emprendedoras y empresariales es la educación en Primaria y Secundaria para que nuestros niños quieran desear ser empresarios y empresarias. Piensan en ser médicos, ingenieros, abogados… pero no en tener una actividad empresarial que genera empleo para la sociedad usando esas profesiones. Queda mucho por trabajar para respetar e integrar a aquellos que están lanzándose a innovar y generar esos empleos. Se habla mucho de emprendimiento pero creo que hay que hablar mejor de emprendimiento legitimándolo. Hay que hablar más de capital humano y menos de infraestructuras porque las tenemos están muy bien, es decir, tenemos una infraestructura muy potente de apoyo a la creación de empresas y ha llegado el momento de invertir en las personas.

Acercar mejor las capacidades de las personas al empleo que el mercado genera las acercará a un empleo digno». Sara de la Rica, catedrática de Economía de la UPV/EHU

¿Cuáles cree que deben ser las principales palancas tractoras del cambio?

La palanca fundamental es acercar mejor las capacidades (actuales o potenciales) de las personas al empleo que el mercado genera, tanto para quien tiene un trabajo como para quien no lo tiene. Esto acercará un empleo digno a todas las personas y, en consecuencia, la palanca de la transformacion hacia una sociedad menos desigual estaría en marcha. Pero este acercamiento es muy complejo y costoso, requiere de mucha modernización e innovación, de la colaboración de múltiples agentes y, sobre todo, de un gran impulso y atrevimiento. Hace falta romper muchas inercias y barreras administrativas. Pero, sobre todo, creo que hace falta el convencimiento de que a pesar de las barreras se pueden ir dando pasos que poco a poco cambien la cultura, que se focalicen y priorizen los objetivos y que se evalúen los resultados, lo cual genera un aprendizaje a implantar en el siguiente programa o servicio.

¿Qué impacto tendrán en la calidad del empleo?

La futura Ley de Empleo pone muchísimo foco en mejorar la calidad del empleo. Algunas iniciativas para esta mejora pasan por cambios legislativos, que no son competencia propia de instituciones autonómicas, pero otras iniciativas que han salido consisten en que los Servicios Públicos de Empleo entiendan sus nuevos retos, se modernicen y, sobre todo, innoven. Esta innovación pasa por personalizar muchísimo más las acciones, entendiendo mejor las diferentes casuísticas individuales, y poder dotar a cada persona de las competencias que mejor le acercen a segmentos del mercado cercanos. Esto puede mejorar muchísimo el emparejamiento entre empresa y trabajador, lo que redundará sin duda en la calidad del empleo, pues las personas estarán mejor encajadas en sus nuevos puestos de trabajo.

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