«Con el teatro llegas a unos sitios emocionales que sin él creo que no hubiese vivido»
ENTREVISTA CON KEPA GARCÍA, ACTOR
Por María Ruano
Pocas veces un castigo fue tan alentador como el que una profesora le impuso a Kepa García en su último año en el instituto Zunzunegui (Portugalete). «Me castigó porque copié en un examen. Ya había aprobado, pero me dijo que o hacía un monólogo, un espectáculo o algo para entretener a los padres en la gala de fin de curso o que les diría a los míos lo que había hecho». Él, ni corto ni perezoso, venció su timidez y se subió al escenario. Y confesó aquella travesura. «Hice un monólogo sobre cómo me las ingeniaba. A mis compañeros, que estaban detrás, les indiqué en qué partes tenían que reírse». Aquella primera incursión en la interpretación le gustó. «Desde la comedia me pareció cómodo y fácil. Le quitaba peso a copiar, que me parecía horrendo». Y al bajar de las tablas, sus padres le recibieron con un «¡Qué bien has estado!» en lugar de con una reprimenda.
De allí pasó a Bizkaiko Antzerki Ikastegia (BAI) a estudiar teatro. «El primer año fue muy raro, porque no era solo salir a hacer un monólogo. Era más inteligente, más profundo, más alejado de lo que yo había hecho», recuerda. Tanto que estuvo a punto de rendirse. «Cada semana terminaba diciendo que no volvería». Pero continuó. «Me enganchaba la gente. El primer año estaba perdido, pero me generaban curiosidad las personas que había ahí, su inteligencia, sus curiosidades, su forma de ser», repasa. Había llegado a «un mundo nuevo donde se trataban las emociones de una forma supernormal y bonita». Ya no pudo salir. Amplió su formación en Holanda e Inglaterra y acaba de finalizar las funciones de ‘Gris, morirse en Bilbao’, de la Compañía Joven de Pabellón 6.
El sestaoarra se considera un actor afortunado en plena pandemia. «Desde octubre he hecho 170 funciones repartidas en nueve obras», sorprende. También ha participado en diversos proyectos audiovisuales y pronto marchará a Madrid, una decisión que tomó «tras ver la obra de teatro ‘Una nonocche sin luna’, con Juan Diego Botto, y aluciné. He estado mucho tiempo po en Bilbao y necesito otro tipo de estímulos, personas, espectáculos», valora.
Aprendizaje
Con esa maleta que cerrará pronto, revela haber «aprendido más en el teatro que en la escuela. ¡Es tan bonito tener que hacer el papel de Lorca y empaparte de lo que fue, lo que le pasó, de la Guerra Civil, por qué surge, o en ‘Mi último baile’, que vino Jule Goikoetxea que sabe mucho sobre feminismo y aprender sobre ello… Si te dejas, llegas a unos sitios emocionales que en la vida real no creo que los hubiese vivido nunca», reflexiona.
Aunque en su DNI figura como Kepa García, ha adoptado el nombre de Kepa Alesso para su carrera profesional. «David Caña me dice que soy un ‘vaina’ porque todo lo que me ocurre es accidental. Y ese nombre lo es. Cuando no sabía que quería ser actor, cuando pensaba que quería ser una ‘cosa seria’ como bombero o psicólogo, decidí que no quería que las personas que me pudiesen contratar viesen mis fotos en Facebook y cambié Kepa García por Kepa Alesso. Pasaron los años, ya era actor y me contrataron para hacer ‘Macbeth’ en el Arriaga y pusieron en el cartel ‘Kepa Alesso’», ríe.