‘El alma de Valle Inclán’ se descubre en el Social
Rafael Álvarez ‘El Brujo’ toma al autor de la Generación del 98 en este montaje donde reinterpreta los textos de la obra ‘Divinas Palabras’
Por Laura Castellanos
Pasé una temporada en el mes de marzo horrible… cogí una ‘simonitis aguda grave’», desvela al auditorio Rafael Álvarez, más conocido como ‘El Brujo’. El actor cordobés traza de este modo la invisible línea cronológica que une la actualidad más sonada de estos últimos dos años, con una de las obras más conocidas de Ramón del Valle Inclán, su ‘Divinas Palabras’. En especial, enfatiza, con todo aquello narrado en las acotaciones. «Ellas han sido para mí las palabras de aquellos ciegos que contaban historias señalando en un puntero las imágenes de un telón», resume.
Y, ¿cómo hace esto? Pues de la única manera en que toma los textos literarios clásicos y los pone sobre las tablas: con mucho humor e perspicacia.
Tras pasar por la prosa de Shakespeare, de Molière e incluso de Santa Teresa de Jesús, se adentra ahora con los misterios del artífice de ‘Luces de Bohemia’ en este ‘El alma de Valle Inclán’.
Comenta que fue durante el confinamiento cuando se entregó al autor de la Generación del 98, si bien reconoce que «ya desde joven me atraía». Unos meses complicados en los que sostiene cómo este «alivió mi melancolía y finalmente me curó de las drásticas circunstancias que estábamos viviendo. Viví con él la luminosa redención que confiere siempre a sus personajes». Un hombre que define como «misterioso, extravagante, romántico y estético» y por cuya alma dice sentir conmoción.
Hasta el teatro basauritarra llevará el nuevo montaje (sábado, 15, 20 h) y junto a la música de Javier Alejano, se mostrará en solitario ante el público que asista a verle. Aunque más que la vista, hay que agudizar el oído para descifrar toda la suerte de conceptos que el artista suelte sobre el escenario. Dobles sentidos, alusiones existenciales, hechos de lo más cotidiano… todo aderezado con armonía y dependiente de las idas y venidas de los aquí protagonistas: María Gaila, Pedro Gailo, Séptimo Miau y compañía.
El argumento no estriba complicación, aunque hay mucho más si se rasca la superficie. Un universo mucho más rico que el cordobés complementa con esos giros contemporáneos citados donde hay espacio para todos, políticos incluidos.
Gente sencilla
En esta obra se dibuja la Galicia rural de principios del pasado siglo. Un espacio idóneo para dar rienda suelta a «la leyenda, el romance, la palabra de la gente sencilla», alega. Incluso su superstición le conmueve, la ve «una forma de arte, una forma de expresión de la imaginación colectiva». Más aún, apunta cómo dichas formas, «si bien primitivas, son niveles distintos a través de los cuales se expresa esa pasión por el descubrimiento. Ese anhelo de algo que está más allá, la fe de la gente sencilla», concluye.
Tres actos, «que él llama jornadas», incide, que divididos en distintas escenas desgranan estos y otros temas con parada en la codicia, la lujuria, las creencias y los miedos, las tradiciones y la visión de una parte de la sociedad coetánea al propio autor. Esto y más propone ‘El Brujo’ para deleite de su fiel público metido en la piel de un juglar moderno que les hace llegar la estética que tanto le fascina del «atlántico, azul, druídico, culto y bárbaro» Valle Inclán.