«Si te quedas quieto, estás destrozando tu vida; ponte en marcha»
Entrevista con el periodista y presentador Félix Linares, que invita a llevar una vida activa: «la vida está ahí fuera», recuerda.
Por Leire Larrazabal
Usted sí que es una persona muy activa
Sí, bastante (carcajada), pero lo soy por costumbre y porque no me he parado a pensarlo. Soy activo porque me lo pide mi naturaleza.
¿Cómo es una jornada suya? Recordemos que ya ha soplado 70 velas hace unos años pero sigue en el candelero.
Trabajo en la radio y para el programa de la televisión desde las nueve de la mañana y hasta las siete de la tarde. Es decir, lo mismo que hace un trabajador en un trabajo convencional, dentro de lo convencional que puede ser el periodismo, por supuesto. Y después del trabajo, me gusta ir al cine, teatro o a un concierto. Por lo tanto, es también una prolongación de mi trabajo. Afortunadamente, es una cosa que me gusta mucho y no lo considero trabajo aunque, en el fondo, sí lo es porque me sirve para alimentar mi trabajo. Incluso, en el fin de semana, aprovecho para grabar unos vídeos para mi canal de YouTube. Por lo que, sí, estoy bastante ocupado.
¿Y cuando llegó a los 60 sintió que era un antes y un después?
Llegué y me pregunté: ‘¿qué es lo que te apetece hacer?’ y como a mí me apetecía seguir leyendo libros, escuchando música, viendo películas… Como esto lo hago ya habitualmente en mi trabajo, si dejara de trabajar, ¿qué iba a hacer? Pues exactamente lo mismo, así que no tenía ningún sentido dejar de trabajar. Mi trabajo me privilegia mis aficiones, no me lo pensé mucho. Y aquí sigo, sin persarlo muy bien.
¿Alguna vez ha tenido tentación por colgar la chaqueta definitivamente?
Siempre hay algún momento. Bien porque tienes un día complicado o porque las cosas te han salido rematadamente mal. El típico día en el que se te cae la entrevista una hora antes y dices: ‘ésto me pasa por estar aquí trabajando, no tengo necesidad de pasar estos sustos y sobresaltos’, pero el momento de calentón se me pasa a los cinco minutos. Siempre hay tentaciones pero las domino muy bien.
Pásatelo estupendamente con determinado tipo de cosas, pero para eso es preciso seguir la máxima griega de ‘conócete a ti mismo’
¿Qué consejo lanzaría al colectivo de más de 60?
Que haga lo mismo que yo: pasárselo estupendamente con determinado tipo de cosas, para lo cual es preciso seguir la máxima griega de ‘conócete a ti mismo’. Es decir, tienes que saber qué es lo que verdaderamente te gusta. Hay algunos que tienen claro qué quieren hacer: estudiar aquella asignatura que no terminó o que se le quedó en el tintero, los hay que optan por los viajes porque el trabajo se lo ha dificultado y habrá gente que igual no sabe qué es lo que le gustaría hacer; lo mismo que les ocurre a los adolescentes, cuando no saben qué estudiar. Probablemente haya cosas a las que se apunten que no les vayan a gustar pero no hay que tomárselo a la tremenda, ya tenemos edad de saber qué es lo que nos gusta y una vez de saber ésto, hay que ponerse a la tarea como si no hubiera un mañana.
La cosa es estar entretenido, ocupado…
En el último libro de Arsuaga y Millás, ‘La muerte contada por un sapiens a un neandertal’, se supone que van a definir la muerte, pero en todo el libro no hay más que una definición: ‘la quietud es la muerte’. No solo porque el que se muere está quieto, sino que ellos lo que nos quieren decir es que si te quedas quieto, te pasa como con la bici, te caes. Si te quedas quieto, estás destrozando tu vida, la estás echando a perder, por lo tanto, ponte en marcha.
¿Lo de quedarse entre las cuatro paredes de casa, nunca?
Hay momento para todo. Está bien estar en casa, en el momento que estás pero ahí fuera hay un mundo. ‘La revolución no será televisada’, decían, y esto es lo mismo: la vida está ahí fuera.
Sacarle chispas a la vida.
Con el tiempo que lleva el universo en funcionamiento, esos 13.000 millones de años, curiosamente, nosotros ahora estamos viviendo, es casi excepcional, por lo tanto, debemos aprovecharlo. Además, si has llegado a cierta edad, ya tampoco te queda tanto por delante, aunque eso no debe ser algo que se convierta en una idea permanente. Conozco escritores que dicen ‘ya tengo una edad, ¿qué me quedarán por escribir tres o cuatro novelas?’. ¿Tú, qué sabes? Igual no te queda ninguna y estás aquí tan tranquilo. Por lo tanto, vive el momento, el ‘carpe diem’ clásico y el resto, ya veremos cómo se va desarrollando.
¿Y qué me dice de esos aitites y amamas que se desviven por sus hijos y nietos?
Desgraciadamente, mi hijo, con su pareja y nietos viven lejos y los vemos cada tres meses. Si estuvieran aquí ocuparían más tiempo de nuestras vidas. Está bien ayudar a los hijos, pero no hacer depender tu vida de la de tus hijos porque ya has tenido una dependencia cuando ellos eran pequeños. Tampoco tienes que ocuparte de los nietos necesariamente. Está bien trabajar por ellos, ayudarles, incluso prepararles unos tuppers, pero que no interfieran en tu vida.
Para afrontar el tema de la jubilación, ¿aconsejaría hay alguna película?
La jubilación no es un aspecto excesivamente dramático, habrá quien lo vivirá como una tragedia pero no tiene demasiado material como conflicto para alimentar una película. Se habla de conflictos más terribles como pueden ser las enfermedades, muerte de los seres queridos… que sí crean un conflicto más llamativo en la pantalla. Hay circunstancias de la jubilación que se plasman en la gran pantalla pero no es el tema de la película. La gente se jubila y le pasan otras cosas, y son esas otras cosas las que se convierten en el núcleo de la acción; pero la jubilación como tal, no.