«Los derechos de las mujeres se pueden perder si no luchamos por ellos»

La diputada Teresa Laespada y Ségolène Royal, exministra francesa, analizaron los retos pendientes para lograr la igualdad en el Foro Emakumeak

Por María Ruano y Adriana Carrillo

Reivindicar la visibilidad de las mujeres y su lucha feminista en favor de la igualdad. Con ese objetivo se celebró el congreso Emakumeak, al que pudimos asistir el pasado enero en el Palacio Euskalduna. Aunque «aún seguimos lejos» de ella, lamentó la diputada de Empleo, Inclusión Social e Igualdad de la Diputación Foral de Bizkaia, Teresa Laespada, promotora de este foro que empezó calentando motores en junio de 2022 con diferentes jornadas de reflexión, conciertos, teatro, exhibiciones de deporte rural, exposiciones fotográficas y proyecciones de cine.
Junto a Laespada departió el miércoles Ségolène Royal, exministra de Francia, presidenta del Consejo Regional de Pitou-Charentes, y «una mujer que representa los valores de ese liderazgo feminista transformador tan necesario en los tiempos actuales», tal y como destacó Laespada al inicio del acto que contó además con una actuación de la orquesta de mujeres ESAS y los coros Luberri Xuri Abesbatza y Vocalia Taldea.
Durante su intervención, la diputada repasó la presencia de la mujer en la Historia. «La Ilustración se olvidó de ellas. Pese a la participación de muchísimas reivindicando la igualdad de los derechos de los ciudadanos», reprochó. También habló del presente. Desde el protocolo antiabortista que trata de implementar Vox en Castilla y León hasta la situación que atraviesan las mujeres en Irán o Afganistán. «Son muchísimos los países donde su libertad está comprometida. Son sus derechos de ciudadanía, pero también son víctimas de trata con fines de explotación sexual, matrimonios forzados, matrimonios infantiles, mujeres mutiladas… Son muchas más las que viven sin libertad que la disfrutan de ella», denunció.

Techo de cristal

Asimismo, puso énfasis en la necesidad de romper el techo de cristal, un reto que dificulta el patriarcado. «Quienes ostentan los privilegios no quieren prescindir de ellos. Necesitamos conquistar con legitimidad y autoridad los espacios de poder que nos corresponden. Somos la mitad de la humanidad», enfatizó.
Es fundamental lograrlo en todos los ámbitos. En el político, por ejemplo, donde se refleja una gran disparidad. «En el debate general de la última Asamblea General de la ONU, de las 190 intervenciones, solo 23 fueron mujeres», criticó. Cifras que «confirman la escasez de gobiernos paritarios». «En 2021 solo 14 países habían logrado la paridad y el 75% de los parlamentarios del mundo son hombres. Si no tenemos la voz donde se cambian las leyes y las políticas, no tendremos voz», avisó Laespada. Pero también en otros espacios más ‘pequeños’ como en un callejero. El vizcaíno es un ejemplo en el que las calles con nombres femeninos no alcanzan el 5%. «Hay muchas mujeres que se merecen estar en el Olimpo del conocimiento, visibles, que todas sepamos quiénes son y tener referentes para las generaciones jóvenes», concretó.
Laespada abordó también el futuro, el nuevo paradigma social y los retos por alcanzar. «Tenemos que liderar ese cambio social.

Hemos demostrado capacidad de gobernanza y de liderazgo en las crisis pandémicas», recordó. Desde las instituciones de máximo nivel hasta el trabajo en primera línea. «Pero ya se está invisibilizando otra vez su poder», alertó.
Algunos se abren, como la lucha contra el cambio climático. Pero en otros las puertas chirrían. «Debemos tener presencia en la transición digital, es donde peor estamos porque menos mujeres desarrollan una labor tecnológica, o en el sector científico-técnico, porque tenemos menos accesos en este sector y percibimos menores salarios», analizó. Aunque aún hay quien señala en estos campos a «la menor capacitación y vocación», la realidad es bien distinta. «Son los terribles estereotipos, sesgos y roles de género que arrastramos, prejuicios que dejan su poso», censuró Laespada.

Liderazgo transformador

Uno de los principales retos por afrontar es el envejecimiento de la población y el descenso de la natalidad, que supondrán «un vuelco al sistema productivo» y laboral. «Todos los sistemas públicos y productivos van a quedar radicalmente cambiados y si las mujeres hemos sido las grandes cuidadoras, tenemos que liderar cómo llevar esta transición demográfica», manifestó.
Es por ello que antes de dar paso a Royal, Laespada quiso recordar la necesidad de «un liderazgo feminista transformador, que busca cambiar esa dinámica, que nos dice que podemos llegar a ser poderosas haciendo que quienes nos rodean se sientan empoderados, capaces y respetados. Buscar el poder con los demás en lugar del poder sobre los demás».

«Diferentes pero iguales»

Para la exministra socialista francesa Ségolène Royal la naturaleza es el gran ejemplo de equilibrio y diversidad, y también la prueba más contundente de que cuando ese equilibrio se degrada aparecen la violencia y el malestar. Por eso sostiene que la sociedad debe tomarse en serio la igualdad económica entre hombres y mujeres, porque «cuando mejoramos las condiciones de vida de ellas, mejoramos las condiciones de todo el mundo». Sin embargo, cada vez que hay una crisis los derechos de las mujeres se ponen en entredicho, como sucedió en la más reciente, la de la covid. «En la pandemia los trabajadores esenciales más expuestos eran mujeres: sanitarias y cuidadoras –profesión que en Francia ocupan un 80% ellas–, y pensamos que al finalizar el con-finamiento se realizaría una regularización salarial acorde al compromiso que hubo, pero no fue así porque vino una reforma de las pensiones que castiga a las mujeres al aumentar los años de cotización y elevar la edad de las jubilaciones», explicó la exministra francesa. Y ese «castigo» responde a que las mujeres son las que más trabajan a tiempo parcial, ralentizan sus carreras cuan-do llegan los hijos y tienen salarios más bajos. El mercado laboral engendra desigualdades que agudizan unas políticas sociales en las que la perspectiva de género brilla por su ausencia, y fuera del ámbito del trabajo los desequilibrios persisten en forma de violencia que se ejerce contra las mujeres, otro tema que «la sociedad debe tomarse tan en serio como se toma las crisis financieras», insistió. «A través de la educación formamos nuestra visión del mundo y el mensaje que debemos trasladar a los jóvenes es muy sencillo: somos diferentes pero somos iguales», señaló refiriéndose que «el feminismo nunca ha matado a nadie, pero el machismo mata todos los días».

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