Políticas públicas para frenar las amenazas a la igualdad salarial
La consejera de Trabajo y Empleo, Idoia Mendia, exigió la corresponsabilidad y la profesionalización de los cuidados en la apertura del congreso sobre brecha salarial
Por Luis M. Díez
Si no se actúa de forma decidida para reducir la diferencia entre lo que ganan de media los hombres y mujeres por desempeñar trabajos de igual valor, que en Europa se sitúa en el 16,4%, la igualdad real no se conseguirá hasta dentro de 132 años. De ahí la importancia de la celebración de foros como el que tuvo lugar ayer en Azkuna Zentroa. La vicelehendakari y consejera de Trabajo y Empleo, Idoia Mendia, fue la encargada de inaugurar la segunda edición del Congreso sobre Brecha Salarial que organiza su departamento junto con la Organización de Estados Iberoamericanos para la Educación y la Ciencia (OEI).
Mendia aseguró que «es el momento de volcar todas las herramientas públicas» para frenar las amenazas políticas y sociales a la igualdad salarial de las mujeres, al tiempo que consideró imprescindible «garantizar el empleo igual, sin segmentación por género, la corresponsabilidad y la profesionalización de los cuidados».
La vicelehendakari recordó que hoy en Euskadi «tenemos que celebrar unos datos de empleo históricos gracias a las políticas públicas de los gobiernos, con una mayor estabilidad gracias a la reforma laboral acordada con los agentes sociales». Sin embargo, afirmó que mantenemos las alertas encendidas «porque no puede ocurrir que haya una regresión para las mujeres porque se ocupen de atender a sus mayores en una sociedad que no puede renunciar a los cuidados».
Durante su intervención, subrayó que la igualdad es un reto transversal de todo el Gobierno Vasco, y recalcó que desde el Departamento de Trabajo y Empleo se está trabajando en acortar cualquier discriminación en el ámbito laboral a través de campañas de sensibilización y programas específicos, lo que está permitiendo que, a diferencia de lo ocurrido en crisis anteriores, las mujeres hayan salido con la mayor incorporación al empleo con derechos. Ya hay casi 39.000 mujeres más afiliadas que en lo peor de la pandemia, y suponen el 61% de las nuevas personas trabajando.
Capacidad de transformación
Mendia estuvo acompañada por Mariano Jabonero, secretario general de la OEI, una entidad formada por 23 países de habla española y portuguesa. El representante del «mayor organismo de cooperación multilateral de Iberoamérica en los campos de la educación, la ciencia, la tecnología y la cultura» describió muchas de las sombras que marcan la realidad de esta región que comprende el 8% de la población mundial. Por ejemplo, que la pandemia dejó a 180 millones de niños y niñas sin atención educativa por la precariedad en la que viven, o que incrementó los índices de pobreza y pobreza extrema, sobre todo entre las mujeres: el 60% se concentraba en sectores ocupacionales de alto riesgo como el comercio, el trabajo doméstico o el turismo.
Este organismo se encuentra desarrollando en 20 países iberoamericanos «unos 500 proyectos en los que toman parte más de 3.000 personas de la OEI y reportan alrededor de 20 millones de dólares de beneficios directos». Siempre, destacó Mariano Jabonero, desde las políticas públicas porque «son las que tienen capacidad de transformación de la realidad de la gente, y todo ello alineado con la Agenda de desarrollo sostenible de Naciones Unidas».
En su discurso, fue tajante al señalar que «no puede haber desarrollo sostenible sin mujeres; no puede haber democracia representativa y justa sin mujeres, y no puede haber igualdad efectiva sin eliminar la brecha de género». Jabonero apuntó que la región de América Latina es en la que menos ha crecido la productividad desde 1960. «Uno de los motivos de esta falta de productividad es la escasa incorporación efectiva de las mujeres al trabajo», subrayó. Y es que las mujeres iberoamericanas deben superar muchas barreras de carácter «cultural, educativo, social, legal, institucional y político».
Esa escasa representatividad femenina se traslada a otros ámbitos, como la política, con una sola presidenta (Honduras) y una presencia en puestos directivos que no llega al 40%. «Las empresas con una participación laboral más paritaria tienen un 48% más de probabilidades de superar en ingresos a aquellas que tienen una repartición más desigual», comentó. Una de las respuestas a este escenario, dijo el representante de la OEI, debe proceder de la «incorporación transversal del enfoque STEAM en las políticas educativas».
«En los sectores feminizados hay que pagar más»
En el Congreso Internacional sobre Brecha Salarial se habló de Reconocimiento de la ciudadanía plena de las mujeres, de Redistribución justa y de Representación paritaria. En el primero de ellos, que fue moderado por el viceconsejero de Empleo e Inclusión del Gobierno vasco, Alfonso Gurpegui, salieron a la luz buena parte de las cifras que explican los obstáculos que impiden progresar a las mujeres en los ámbitos científico y deportivo. «En el deporte no hay una brecha, sino un abismo brutal. El salario mínimo de una futbolista profesional es de 16.000 euros anuales, frente a los 155.000 del fútbol masculino. Y según un estudio, entre 1992 y 2019 entre todas las televisiones retransmitieron más de 600.000 pruebas deportivas masculinas, pero solo 10.000 femeninas. ¿Cómo van a generar así ingresos?», se preguntó la periodista especializada en mujeres, deporte y olimpismo, Cristina Gallo.
Gurpegui planteó la importancia tanto de feminizar sectores masculinizados como de hacerlo a la inversa. Francisco Cos, coordinador del Programa de Justicia de Género en el Instituto de Investigación de las Naciones Unidas para el Desarrollo Social, apuntó la «necesidad de reconocer la centralidad de los cuidados en la sociedad». En este sentido, reclamó «la legitimación en el imaginario social del papel de los varones en el cuidado, porque cuidar es tan valioso y puede dar tantas satisfacciones como el trabajo».
«La fórmula para atraer hombres a sectores feminizados es pagar más», zanjó entre aplausos Marta Macho-Stadler, profesora en la Facultad de Ciencia y Tecnología de la UPV/EHU. Dicho esto, recordó que a las empresas tecnológicas les cuesta encontrar profesionales, pero es un sector en el que las mujeres necesitan «acompañamiento» para poder trabajar a gusto «en unos entornos que son muy competitivos y agresivos».
La investigadora del Instituto de Filosofía del CSIC, Eulalia Pérez, abogó por educar a niños y niñas con perspectiva de género «desde la etapa de 0 a 3 años» y sacar a la luz el trabajo de todas las mujeres que han contribuido, y contribuyen, a lograr grandes descubrimientos. «Hemos avanzado mucho en las últimas décadas, pero no está todo conseguido y siempre existe el riesgo de retroceder», advirtió.