La tecnología en la enseñanza: ¿dónde está el límite?

Abierto el debate sobre el uso de ordenadores y tablets en las aulas, los expertos aconsejan combinar métodos tradicionales e innovadores 

Por Marisol Mattos

A mediados de mayo, Suecia decidió revisar su plan de digitalización y fomentar el uso de libros de texto en los centros educativos tras el descenso en el último informe PIRLS dedicado al análisis de la comprensión lectora en alumnos de 4º de Primaria. El país escandinavo, que ocupa la novena posición en este estudio –con 544 puntos frente a los 555 que obtuvo en 2016– y pese a tener un resultado superior a la media europea –528– culpa a las pantallas de que «las habilidades de lectura hayan disminuido entre los niños». Por ello, reclama que «las escuelas suecas vuelvan a lo básico: leer, escribir y
contar».

Esta iniciativa del gobierno sueco abre el debate sobre las ventajas y desventajas del uso de ordenadores y tablets en las aulas. Para Albert Sangrà, catedrático de la Universitat Oberta de Catalunya y experto en Aprendizaje Virtual, «la tecnología tiene que aportar un valor añadido a los procesos de enseñanza y aprendizaje. Si no aporta nada, probablemente no tiene sentido que la utilicemos. La sociedad tiene una dimensión digital enorme donde no podemos hacer nada en nuestras casas sin tener en cuenta la tecnología. Entonces no sería lógico que las escuelas viviesen de espaldas a la
realidad que tenemos», explica.

Competencia básica

La digital se encuentra dentro de las principales competencias del marco europeo y por tanto la deben abordar todos los países en sus sistemas educativos. «Se está convirtiendo en imprescindible para el desarrollo pleno de las personas. En la etapa Secundaria el desarrollo digital es tan importante como la comunicación lingüística o la matemática», anota Alfredo Hernando, psicólogo y fundador de Escuela 21, un laboratorio de investigación e innovación educativa. Incluso «se observa que las salidas profesionales en digital son una de las principales demandas laborales de los países europeos, y donde hay más puestos sin cubrir». «La pregunta es cuándo empezamos a trabajar esa competencia. El debate no es acerca de la pantalla en la educación Secundaria», sostiene.

Un elemento educativo, pero no el principal

Entonces ¿qué hacemos con las pantallas en educación Infantil y Primaria? Hernando señala que «hay una reglamentación muy clara en Infantil, hasta los 6 años, las principales asociaciones de pediatras de todo el mundo, sobre todo la inglesa y norteamericana que son las que más trabajo de investigación han desarrollado en este aspecto, recomiendan cero trabajo con las pantallas. Se puede utilizar
como un juego más, pero no como un principal elemento educativo. A partir de los 6 hasta los 12 años es donde empieza el debate».

Una herramienta y no un 'chupete' electrónico

«La pantalla es una herramienta en sí misma, mas no un fin, por ello es fundamental saber qué hacemos con ella. A veces utilizamos los móviles en casa como ‘chupete electrónico’ para que los niños estén entretenidos y no nos molesten», indica Sangrà, director académico de la Cátedra Unesco. Por ejemplo, si planteamos que los alumnos hacen mejores redacciones con lápiz que con un bolígrafo o una pluma estilográfica, «en este caso se estaría intentando analizar que la calidad de una redacción depende del lápiz o de una pluma. Y eso no tiene sentido», indica.

Metodología adaptada al contenido

Hernando apunta que «la mayoría de las investigaciones con tecnología son inconcluyentes. Nos podemos fiar del informe PIRLS que se realiza en papel como en una tablet, sí. El resto de estudios que se hacen tanto a favor del uso de la tecnología como en contra no se pueden tomar al pie de la letra porque depende mucho del contenido que se trabaje en el aula, si es de comprensión lectora o matemáticas».

El psicólogo, que ha dado la vuelta al mundo visitando colegios con proyectos innovadores, destaca que «las asignaturas relacionadas con la competencia matemática que emplean plataformas adaptativas ofrecen unas posibilidades de aprendizaje mejores que otros medios. En estas plataformas se ponen más ejercicios de sumas o restas, se repiten aquellos en los que han cometido errores, se guardan las respuestas… te genera una curva de aprendizaje en virtud de donde has fallado, pueden subir el nivel de dificultad. Hay un potencial enorme de los ejercicios adaptados con tecnología, si lo comparamos con hacer las cuentas en papel». Pero, ¿qué pasa con la comprensión lectora? «Para aprender a leer y para seguir creciendo, al igual que los libros de cartón y con texturas son esenciales para los niños de edades tempranas, el papel, el material y el dibujo resultan muy atractivos para los niños que empiezan la comprensión lectora», ilustra.

Convivencia entre libros y pantallas

HAlbert Sangrà opina que «los libros tienen que cohabitar con las pantallas, y como docentes tenemos que ser capaces de demostrar a nuestros alumnos que eso es perfectamente posible». Y por consiguiente, «dependerá de nosotros despertar en nuestros alumnos el gusto por la lectura sin importar el soporte». Con respecto al eslogan ‘más libros, menos pantallas’. «Yo diría más libros, pero ¿es necesario decir menos pantallas? No le veo sentido a contraponerse».

Por su parte, Hernando aclara que «ha habido mucha demagogia alrededor de la decisión del estado de Suecia que se encuadra dentro de los márgenes de la educación Primaria, poco o nada cambia en la Secundaria. Hay que recordar que este país, así como Finlandia, Dinamarca y Alemania tienen mucha más dotación de tecnología en las clases y en los institutos que la que tiene España. Por lo tanto, cuando decimos que Suecia está bajando el nivel del uso de la tecnología, sigue siendo muchísimo más elevado que la realidad española». También incide que «esta decisión se concentra solo en un
momento de la etapa escolar, que es la comprensión lectora y no lo hace con otros contenidos».

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