Proteger la salud mental de los menores

Los colegios juegan un papel importante para hacer frente a los problemas psicológicos

Por Leire Larrazabal

Los trastornos psicológicos acarrean hoy en día un gran problema de salud pública. Así se corrobora en el informe Estado Mundial de la Infancia 2021, un estudio de Unicef estima que un 13% de los jóvenes con edades entre 10 y 19 años padece un trastorno mental. En el 50% de los casos, los trastornos mentales comienzan antes de los 14 años, según un estudio metaanalítico que incluyó casi 200 trabajos epidemiológicos.

No es cosa reciente. Hace ya casi un par de décadas que la Comisión de las Comunidades Europeas advertía que promocionar la salud mental en la infancia y la adolescencia es una inversión de futuro, ya que los primeros años de vida son determinantes. Según recordaban, no detectar a tiempo un trastorno psicológico tiene importantes consecuencias. Así, cuando tardan en detectarse y no reciben una intervención adecuada, los trastornos persisten en el tiempo y pueden ser precursores de otros problemas en la etapa adolescente o en la edad adulta.

Es por ello que los colegios e institutos se han convertido en los lugares idóneos para hacer frente a los problemas de salud mental, ya que permiten que cualquier niño tenga acceso a esos recursos. Así lo demuestran algunos estudios, que han conseguido reducir síntomas de ansiedad y depresión en niños de 6 a 12 años al aplicar programas de resiliencia emocional en el contexto escolar. El mejor tratamiento de los problemas psicológicos es su prevención, y cuanto antes, mejor.

La figura de un psicólogo en un centro escolar resulta fundamental, ya que la adquisición de habilidades socioemocionales, la presencia de psicólogos con formación en salud mental ayudaría a detectar las dificultades psicológicas a tiempo, impidiendo su cronificación. La identificación de dichos problemas se ve facilitada por el hecho de que los niños pasan mucho tiempo en los colegios y cualquier cambio socioemocional puede ser fácilmente percibido por los profesores, que conocen la evolución de cada niño. De esta forma, contar con un psicólogo en el entorno escolar minimizaría el tiempo desde que el comportamiento de un niño llama la atención de un docente hasta que se detecta y presta atención psicológica al problema.

Para más inri, la pandemia no facilita las cosas. Todo lo contrario, ya que ha supuesto una amenaza importante para el bienestar emocional de niños y adolescentes. Así, el confinamiento en casa, la falta de información o la información sesgada, la distancia social o el miedo al contagio han golpeado en la población infantil y juvenil, aumentando su vulnerabilidad a presentar problemas de salud mental.

LAS CIFRAS QUE DEJA LA PANDEMIA EN EL PROFESORADO

Un informe elaborado por la consultora Affor Prevención Psicosocial elaborado a partir del estudio ‘Impacto del Covid-19 en la salud psicológica de los trabajadores en España’ concluye que un 54% de los docentes presenta síntomas de ansiedad. Entre los principales indicios que manifiestan, destacan la alteración del sueño (90%), nerviosismo, irritabilidad o tensión (89,5%), dolor de cabeza (79,2%), retraso en el comienzo de las tareas (62,9%) o sensación de ahogo sin esfuerzo físico (52,1%). El informe destaca también que el 64,6% de los docentes se siente agobiado y en tensión, un síntoma que identifican como más frecuente de lo habitual, el 55,2% presenta pérdida de sueño por preocupaciones, el 58,7% no se concentra y un 42,7% se siente poco feliz y deprimido.

Entradas recientes
Día internacional del euskera