Hacia un modelo residencial centrado en la persona
Las instituciones apuestan por avanzar hacia residencias con menos usuarios y más personal mejor cualificado. Pero el camino tiene sus luces y sus sombras.
Por L. A. I.
Tras la pandemia, la sociedad ha comenzado a mirar hacia el cuidado de las personas mayores y aquellas en situación de dependencia. Una mirada que se centra especialmente en las residencias, donde viven alrededor de 20.000 personas en Euskadi. Por eso no es de extrañar que las diferentes instituciones estén centrando sus esfuerzos en hacer de estos espacios lugares en los que los residentes sean el centro de atención.
Con ese objetivo en mente el Consejo Territorial de Servicios Sociales aprobó hace unos meses un acuerdo que establece los criterios mínimos comunes que las comunidades autónomas tendrán que exigir a las entidades privadas para acreditar centros y servicios de atención a la dependencia. “En el acuerdo aprobado se habla de una transformación en dos aspectos: unos de ‘hardware’, relacionados con los edificios, y otros de ‘software’, que tienen que ver con la forma de trabajar y con el incremento de los requerimientos de personal”, explica Aitor Pérez Artetxe, portavoz de GESCA (Asociación Empresarial de Gestores de Centros Asistenciales). En este sentido, “los elementos más significativos del ‘hardware’ tiene que ver con el tamaño máximo de los centros, 120 plazas en entornos urbanos, el mix de habitaciones individuales frente a las dobles, y la obligación de configurar los nuevos centros en formatos modulares en unidades convivenciales de un máximo de 15 plazas. En cuanto a los requisitos que tiene que ver con la forma de trabajar, lo más destacado es el incremento que se propone de personal de atención directa, las gerocultoras”, añade Pérez Artetxe.
El modelo en Bizkaia
1.- Centros de Día con Modelo EtxeTIC
Como estrategia de apoyo a la permanencia en el hogar. Una iniciativa pionera que combina la atención propia de un centro de día con la atención a un volumen más extenso de personas en situación de dependencia que se encuentran en su domicilio monitorizadas a través de tecnologías de apoyo y prevención en el hogar, y con asistencia puntual al centro de referencia en el entorno cercano a su casa.
2.- Unidades de convivencia en los centros residenciales
Como estrategia para una mayor personalización de la atención residencial: desarrollar unidades de convivencia de hasta 25 personas en los centros residenciales que favorezcan una atención más personalizada, lo más parecida al hogar, abierta a la comunidad y que de respuesta a las diversas necesidades, deseos y expectativas de las personas que requieren de apoyos.
3.- Centros comarcales de referencia
Como unidades de apoyo para el conjunto de la red residencial: el plan foral prevé poner en marcha hasta 4 equipos comarcales de referencia que actuarán como soporte para el conjunto de la red residencial organizada en unidades de convivencia. Estos equipos prestarán servicios sociosanitarios especializados de apoyo a través de un equipo de profesionales multidisciplinar, con procedimientos comunes, recursos especializados e interlocución preferente con el sistema de Salud para velar por la coordinación entre los dos sistemas en el desarrollo de los procesos asistenciales.
4.- Mejora de la formación de profesionales en el ámbito de los cuidados
Elevar la cualificación de los profesionales es clave para elevar la calidad de la atención, adecuando los conocimientos, aptitudes y dinámicas de trabajo a la atención personalizada, y para generar, asimismo, oportunidades de empleo cualificado en un nicho de mercado con grandes expectativas de crecimiento. Un impulso que se concreta con un programa formativo de especialización dirigido a personas del ámbito gerocultor que trabajan en los centros residenciales para personas mayores y con la subvención a la contratación anual de personas desempleadas que sustituyan a quienes estén realizando la citada formación.
Es decir, la apuesta es la de un modelo de funcionamiento que divide la residencia en pequeñas unidades convivenciales de 15 plazas que plantea un modelo de atención centrado en la persona, con profesionales de referencia, libres de ataduras, y donde la opinión de la persona usuaria y su familia se tengan en cuenta para poder decidir cómo quieren ser atendidos. Un modelo muy llamativo sobre el papel que, sin embargo, aún tiene que ‘demostrar’ que pueda ser aplicable a todos los perfiles de personas mayores dependientes y buscar la manera de hacerlo de forma sostenible ya que “reducir capacidad en los centros e incrementar el personal puede suponer un incremento del coste del 40-50%”, puntualiza Pérez Artetxe.
Porque, como puntualizan algunos expertos, “no es un modelo que vaya a poder implantarse en todas las residencias, y está por ver si tiene sentido que todas lo tengan”. El problema fundamental no es tanto la inversión que hay que hacer para crear estas unidades, como la pérdida de plazas que conlleva. “Imagínense una residencia de 100 plazas, al aplicar este nuevo modelo de unidades con un porcentaje mayoritario de habitaciones individuales, podría significar que pierde un 35-40% de las plazas”, detalla el portavoz de Gesca.
También hay que tener en cuenta que las competencias en esta materia corresponden a las comunidades autónomas, que han ido desarrollando sus marcos normativos en función de su situación. Por ejemplo, en el País Vasco existe un marco normativo aprobado en 2019, bastante exigente, que rige a todos los centros de la comunidad y que también pone sobre la mesa la idea de “recrear un ambiente lo más ‘doméstico’ que sea posible, estableciendo un tamaño máximo de 25 plazas en las residencias”, detalla Pérez Artexte. De hecho, “es importante aclarar que el acuerdo del Consejo Territorial de Servicios Sociales lo apoyaron 10 comunidades autónomas, y en contra votaron otras nueve (incluidas Ceuta y Melilla) en las que vive más del 70% de la población (Madrid, Cataluña, Andalucía, Castilla León y el País Vasco entre otras), y no parece que vayan a aplicar los criterios aprobados y está por ver si las que votaron favorablemente lo hacen”, destaca el portavoz de Gesca.