En pro de la accesibilidad

Resumen de las medidas que se deben adoptar para que las viviendas, tanto por dentro como por fuera, sean accesibles
Por L. Larrazabal

«En arquitectura, la accesibilidad universal se denomina a la característica que deben cumplir los entornos y los edificios para garantizar a todas las personas su acceso, utilización, comprensión y disfrute de manera normalizada, cómoda y segura», empieza explicando Maricruz Gorostiza, vocal de la Junta de Gobierno del Colegio Oficial de Arquitectos Vasco-Navarro (COAVN). Y es que cuando nos referimos a la accesibilidad, no solo estamos hablando de personas en silla de ruedas. Estamos hablando de personas con capacidades visuales, auditivas o motoras reducidas, de manera temporal o permanente, «pero hay otras características que diferencian unas personas de otras en cuanto a su capacidad para la utilización de los espacios, siendo variable el grado de incidencia a lo largo de nuestra vida», añade Gorostiza.

Afortunadamente, los entornos urbanos ya están experimentando cambios en este sentido. «Aunque se sigue trabajando en ello, es cada vez más frecuente la instalación de ascensores, rampas y escaleras mecánicas urbanas para salvar grandes desniveles en nuestros barrios. La utilización de diferentes pavimentos para señalizar cruces, por ejemplo, permiten a personas con dificultades visuales localizar pasos de peatones y las señales auditivas que indican el cambio en los semáforos también contribuyen a ello», indica. En los edificios públicos se han visto obligados por normativa a incorporar diferentes mecanismos para facilitar su uso, por lo que cada vez están mejor preparados para ser utilizados de manera autónoma por todas las personas.

Pero, ¿qué ocurre en los edificios residenciales? «Aún queda mucho camino por recorrer», reconoce Gorostiza. Existen varios elementos de mejora, «algunos de ellos con un impacto económico muy reducido», añade. Existen dos situaciones de usabilidad; la primera será el itinerario que una persona debe seguir desde que cierra la puerta de su casa hasta que accede a la vía pública o viceversa, y la segunda estará formada por el conjunto de actividades que una persona realiza dentro del hogar para desarrollar su vida diaria. Gorostiza detalla cada una de ellas.

Fuera de la vivienda
«La dificultad que hasta ahora todos reconocemos se centra exclusivamente en las escaleras», empieza explicando la experta. Si un edifico tiene ascensor, «inmediatamente asumimos que es accesible pero esto no siempre es así», critica. «Así, en muchas ocasiones, cuando entramos en un edificio, hasta llegar a la zona de embarque del ascensor es necesario salvar varios escalones», añade. Existen diferentes soluciones para corregir esta situación, «desde la construcción de rampas, la instalación de plataformas elevadoras verticales, plataformas y sillas salvaescaleras oblicuas. Son recursos más o menos eficaces, dependiendo de los casos, y con mayor o menor coste económico», explica.

Pero hay más características que pueden dificultar la accesibilidad universal. «La existencia de huecos libres bajo escaleras sin obstáculo para la deambulación puede suponer un peligro serio de sufrir un accidente para personas con dificultad visual. Los puntos negros en los accesos y recorridos, la deficiente iluminación, el contraste entre parámetros fijos y puntos accesibles, las ayudas a la estabilidad en los itinerarios… A todo esto se suma una señalización más o menos adecuada, un sistema de control de acceso con vídeo y correctamente ubicado sin olvidar las características de maniobrabilidad de las puertas de portal, su material y peso…», apunta.

Gorostiza aconseja antes de contratar la instalación de cualquier elemento o de emprender una obra de reforma en una comunidad de vecinos, «que un profesional competente e independiente realice un estudio serio de las diferente opciones y aconseje cuál es la mejor solución a largo plazo». Hoy en día existen numerosas ayudas públicas, municipales y autonómicas para la financiación de medidas correctoras para la mejora de la accesibilidad en los edificios de viviendas. «Un proyecto de arquitectura elaborado con criterio técnico es determinante. En el Colegio de Arquitectos se están visando últimamente numerosos proyectos de este tipo», recalca Gorostiza.

Interior de las viviendas
El cuarto de baño es la estancia que enseguida nos viene a la cabeza. Sustituir la bañera por ducha «es una buena forma de empezar a facilitar su uso, pero hay más», precisa la arquitecta. «El espacio de barrido de las puertas puede ser también un obstáculo que dificulte ciertas maniobras y sustituir algunas de ellas por sistemas correderos facilita los movimientos de las trayectorias. Aunque no lo parezca, la manera en que se relacionan las diferentes estancias de la vivienda es muy importante a la hora de desenvolverse», sostiene. «La amplitud de los espacios de transición y el propio mobiliario instalado, por ejemplo en la cocina, puede no servir para todas las personas. Las características en cuanto a manejabilidad de los tiradores de puertas y cajones, o la ausencia de ellos, pueden ser un impedimento en su utilización por personas mayores o incluso resultar confusos», añade. Pero, lógicamente, con eso solo tampoco es suficiente. «El uso del color, la iluminación, los espacios más diáfanos, los dispositivos con señales visuales de timbres, los repetidores acústicos o automatizar el encendido de las luces con temporizador en la entrada de la vivienda, son pequeños recursos que contribuyen a una mejor accesibilidad universal», recalca Gorostiza.

«Nuestra prioridad son las personas»
En el marco del programa de medidas financieras para actuaciones protegibles del Gobierno vasco, además de las tres líneas de ayudas para comunidades y particulares, existe «una línea subvencional especial para el fomento de la accesibilidad, dirigida a mayores de 65 años o personas con algún tipo de discapacidad, junto con sus unidades convivenciales», recuerda Gorostiza. Además, Gorostiza quiere dejar claro que en la arquitectura «nuestra prioridad son las personas y, por eso, consideramos que son los edificios y los ámbitos los que resultan discapacitantes para la ciudadanía. El objetivo del trabajo que desarrollamos es precisamente la mejora del entorno construido mediante la eliminación de todas las barreras que impiden la utilización de los espacios por todas las personas de manera igualitaria, cómoda y segura», apostilla.

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