Dependencia emocional, cuando la ‘adicción’ es a una persona
Se trata de la necesidad de tener a alguien para sentirte bien. Es más habitual en las parejas, pero también se da entre familiares y amigos.
Por Laura A. Izaguirre
‘Dependencia’: dícese de la “necesidad compulsiva de alguna sustancia para experimentar sus efectos o calmar el malestar producido por su privación” o de la “subordinación a un poder”, según recoge la RAE entre las varias acepciones de la palabra. Si nos pidieran ennumerar algunas de esas dependencias, seguro que comenzaríamos por las drogas, el alcohol, el juego, el tabaco… Pero,¿somos conscientes de que también podemos estar ‘enganchados’ a una persona? Es lo que se denomina dependencia emocional.
“Se caracteriza por ser una sensación de adición, y eso significa que necesitas a esa persona para sentirte bien”, explica Mireia Muñoz, psicóloga, sexóloga y terapeuta de pareja directora del centro de psicología online Mireia Muñoz. Porque no es lo mismo preferir que necesitar. “En un momento dado yo puedo preferir compartir una relación con otra persona, pero cuando siento que la necesito para estar bien, ahí estoy generando esa sensación de adicción”, añade la experta.
También puede suceder que te cuesta alejarte de esa persona, es decir, “ya no es sólo que necesite que esa persona esté ahí, que me valide o que busque constantemente esa aprobación, sino que en ocasiones incluso a sabiendas de que esa relación no me hace bien, me siento incapaz de alejarme”, recoge Muñoz. “Es como una droga, las personas que tienen una adicción a ciertas sustancias sienten la necesidad de seguir consumiendo; pues en una dependencia emocional sucede lo mismo, por eso cuando hay una relación de dependencia intentamos que la persona tome distancia porque si sigo en contacto con esa persona, el ‘enganche’ va a hacer que me cueste más tener mi propia independencia; pero les cuesta muchísimo precisamente porque el cerebro, pese a que sufre, considera como una ‘recompensa’ el hecho de estar en contacto con la otra persona y tener su validación”, detalla la psicóloga.
Es por todo ello que se tienda a pensar que las relaciones de dependencia se dan en el entorno de la pareja. Y aunque, efectivamente, es donde más frecuentemente lo encontramos, una relación de dependencia emocional también puede darse entre amistades o con familiares. ¿Cómo podemos identificarla? “La peor consecuencia es la angustia emocional que genera, la persona sufre mucho y van apareciendo emociones de angustia, malestar o miedo; pero, además, muchas veces se pone tanto foco en esa persona que se llegan a descuidar otras áreas de su vida, no porque no le quiera poner interés sino porque toda su energía está puesta y colocada en la persona de la que ‘depende’”, clarifica la psicóloga Muñoz.
Llegados a ese punto es muy importante identificar de dónde viene esa dependencia. “Muchas veces hay heridas o vacíos que se intentan cubrir; debemos ver qué es lo que hace que actuemos así para poder transformarlo porque si no vemos a la raíz y simplemente vamos tapando, no vamos a solucionar el problema”, defiende la experta. Eso pasa por analizar cómo han sido las relaciones de pareja, cuál es el rol que hemos adoptado… “Algo habitual suele ser que cuando no hay una gestión emocional adecuada o una buena autoestima, se enlazan relaciones sin que la persona se dé cuenta de la necesidad que siente de que haya una persona cerca por el miedo a no gestionar la soledad; y otras veces sucede que hay personas que se quedan en esas relaciones porque son elegidas, tienen la necesidad de saber que le gustan a alguien y se quedan en esa relación que quizá de otra manera no elegirían”.
Autoconocimiento
Una vez identificado el problema, “aunque una persona haya vivido una relación de dependencia emocional una sola vez durante muchísimo tiempo o incluso en varias ocasiones, se puede superar”, anima Muñoz. Por eso mismo “es importante el ejercicio de autoconciencia, lo importante es que la persona gane muchísima seguridad y autoestima porque probablemente es lo que le está faltando, y eso hará que cambie su percepción con respecto a las relaciones”.
Eso sí, se necesita de trabajo, conciencia, autoconocimiento y ganas de implicarse porque habrá momentos que el camino no será fácil. “Se trata de afrontar y de superar, lo cual requiere de tiempo y, sobre todo, de terapia”, advierte la directora del centro de psicología online Mireia Muñoz. “En terapia, además de trabajar la autoestima y de sanar heridas, se va a trabajar en el tipo de apego que tiene la persona ‘dependiente’ y en enseñarle gestión emocional que le ayude a identificar, comprender y regular mejor sus emociones para que también sus acciones sean distintas”, puntualiza la experta. Porque, “con terapia podemos conseguir cambios y vivir relaciones sanas”, conluye la psicóloga Muñoz.
Los ‘dependientes’
Es frecuente que las personas con dependencia emocional tengan una baja autoestima. Algunas de las razones pueden ser que…
– En su infancia sus figuras referentes hayan sido personas que no les han hecho sentirse seguros o con sus necesidades cubiertas. “No se trata de que no les hayan querido sino de la sensación y de cómo lo ha vivido el niño en este caso. Yo puedo sentir que mi padre y mi madre podían no estar en algún momento y eso no significa que necesariamente no hayan estado, pero igual tenían que trabajar”.
– Ha habido mucha sobreprotección. “De niño se buscaba continuamente estar bajo una ‘tutela’ y cuando se ha visto solo se siente más inseguro”.
– Ha tenido experiencias traumáticas o negativas que han generado una sensación de malestar “y ahora necesitan de una figura cercana para sentirse con más seguridad”.
– El mito del amor romántico. “Si tengo idealizado el amor voy a esperar un ideal y, por tanto, en el momento en que me enamoro de una persona que tiene ciertos rasgos, siento miedo de no poder volver a encontrar otra persona”.