Juan Diego Botto: «Hay una herida que sigue abierta»

El intérprete encarna a Lorca en ‘Una noche sin luna’, una reflexión sobre la sociedad de hoy con la memoria histórica como la gran asignatura pendiente

Por Laura castellanos

La madrugada del 18 de agosto de 1936 Federico García Lorca era fusilado en algún lugar de Granada. El cuerpo de uno de los poetas más importantes del pasado siglo sigue aún en paradero desconocido, aunque su espíritu y su obra impregnan desde entonces bibliotecas, sets de rodaje, acordes de guitarra, aulas y auditorios. En el de Basauri se colará de nuevo el jueves, 30 (20 h) de la mano del actor y director español-argentino Juan Diego Botto, que toma su figura en ‘Una noche sin luna’, obra por la que ha sido galardonado con el Premio Nacional de Teatro.
Escrita por él mismo y dirigida por Sergio Peris-Mencheta, gira en torno a la sucesión de acontecimientos que marcaron el destino del autor granadino y que guardan cierto paralelismo con el panorama contemporáneo. Pese a ser conocedores del trágico final, el intérprete promete, al menos antes del tercer acto, mucho humor sobre las tablas.

–Hace más de un año del estreno, ¿cómo está siendo el viaje?
–Está siendo espectacular, no pensamos que íbamos a vivir esta experiencia, que este espectáculo se iba a convertir en esto en lo que a la reacción del espectador se refiere. Ha gustado y ha conectado más con el público de lo que podíamos imaginar, estamos enormemente felices.
–Pasan los años y sigue presente, ¿no hemos aprendido de nuestros errores?
–La génesis es esa, originalmente iba a ser un recital de poemas y conferencias, pero según iba leyendo su obra y su biografía me fui dando cuenta de que había un eco en su vida que resonaba de forma muy notable en nuestra actualidad, que había cosas en nuestro presente que parecía que podían haber estado sucediendo entonces y cosas de entonces que sentía que estaban sucediendo ahora.
–Con la memoria de fondo.
–Sí, eso es lo que me llevó a escribir esta pieza, la sensación de que damos vueltas alrededor de los mismos temas, de que hay una herida que sigue abierta y que hasta que no acometamos el tema de la memoria como si fuera una cuestión de Estado, que es lo que es, esas heridas y esos errores se seguirán cometiendo.
–¿Cómo fue el proceso desde que se plantea abordar su figura?
–Fue muy largo, nunca había tardado tanto en escribir una obra. Primero porque había mucha documentación, muchas biografías, aunque sin duda para mí la más útil fue la de Ian Gibson. Y luego hay mucho trabajo de mucho tipo, hay ensayos sobre los manifiestos que firmó, las amistades con unos y otros… Todo eso fue conformando la personalidad de Lorca y lo que me dio la idea de abandonar el recital y hacer algo más sobre su figura, sobre su vida. Fue un proceso de años en el que colaboré mucho con el director, Sergio Peris-Mencheta.

Luz y oscuridad
–¿Ha dado con algo que desconociera en esta nueva revisita que hace de su vida?
–¡Con mucho! Hay una entrevista muy bonita en YouTube de Vicente Aleixandre que dice: «Todo el mundo sabemos que Lorca es uno de los poetas más extensos de nuestra literatura, pero lo que nadie sabe es que era la persona más seductora, encantadora, divertida, expresiva…». Esa dimensión humana, que a la vez guardaba la tristeza y la amargura en soledad por no poder ser libremente el hombre que quería ser, es una combinación de factores que me conmovió mucho.
–No seguir la corriente aún pesa, ¿por qué molesta quien se sale de la norma?
–Creo que una parte del país siente que lo tiene en propiedad, también su moral y sus instituciones, y que los que se salen de eso están usurpando algo que no les corresponde. Tu nivel de afecto a tu tierra no se mide en tus gustos estéticos, pero sí en cómo cuides a tus convecinos, que te preocupes de que tengan los mejores servicios, que no haya niños sin luz… Estas cuestiones son las que te hacen verdadero patriota, pero mientras siga así, seguiremos teniendo otros problemas.
–Que no se le haya encontrado es una gran lacra, ¿que se le siga citando es una forma de honrar su obra, su memoria y la de aquellos en su misma situación?
–Creo que es increíble que el que ha sido posiblemente el mejor poeta español del siglo XX no tenga una tumba a la que llevarle flores, que sea un desaparecido de una dictadura y que eso lo vivamos como si fuera normal. Pero no deja de ser representante de cientos de miles de personas que aún permanecen en las cunetas repartidas por este país. Homenajear a Federico y a todas esas personas creo que es algo que merece la pena hacer siempre.
–¿Cree que se le recordará en un futuro más lejano?
–Sí, creo que va a seguir vivo, va a ser difícil que se le olvide. A cualquier lugar del mundo a donde vas hay un teatro que está haciendo una obra de Federico García Lorca, hay una librería que está haciendo un recital suyo. Es sin duda nuestro poeta más internacional y creo que eso se transmite también a la gente más joven.
–Ha dicho que se dedica a «contar historias», ¿quién le gustaría que escuchara esta en concreto?
–Esa gente joven, fundamentalmente. Estudiantes de Bachillerato es lo que más ilusión me haría.

Publicaciones relacionadas