«Vivimos en una sociedad en la que conceptos como esfuerzo y constancia están desapareciendo»

Analizamos el Diagnóstico del Sistema Vasco de Educación con Óscar Landeta

Por Leire Fernández

6,5% es la tasa de abandono temprano. A priori es un buen dato, está por debajo de la media de Europa y de la media estatal.
Sí, todo lo que sea mantener en el sistema es un buen indicador, pero, por sí solo, puede resultar engañoso. Si estoy reduciendo las tasas porque el nivel de exigencia es menor… Con lo cual habría que ver cómo se ha relacionado con los resultados académicos. Cuando hablas con el profesorado ellos consideran que el nivel de exigencia lo tienen que rebajar porque cada vez es más bajo el de los alumnos.
Esto es aplicable también entonces al descenso de repetidores. En estos momentos se sitúa en el 3,9% en Cuarto de Primaria y en el 6,2% de 1º y 2º de la ESO
Sí, es lo mismo que la tasa de abandono. Cuando vas hablando con profesorado te dicen que año tras año rebajan la exigencia porque si mantienen lo que hacíamos antes los chavales no llegan. Esto es una realidad que tenemos, por ejemplo, con la comprensión lectora, y es grave en todos los ámbitos de la sociedad. El propio formato de las nuevas tecnologías, frases cortas… se está perdiendo esa capacidad.
Y aunque el tema del euskera puede influir, no es un problema en sí mismo. Pero hay que tener cuidado por ejemplo porque comprender materias que tienen cierta dificultad cuando no tengo dominio del idioma en el que me lo están dando hace que la adquisición de competencias sea difícil. Pero con el euskera y con el inglés, sí se da el caso.
En otros sistemas educativos, primero se hace la introducción del idioma y cuando está introducido se pasa a otras materias. Nos pasa a nosotros como adultos también, no tienes las mismas competencias en un idioma que no es tu lengua materna. Incluso a los profesores, aunque conozcan el idioma pueden no tener el potencial para explicar materias, que pueden ser complejas, en él.
Y en cuanto a la desmotivación, ¿cómo valora que el 72% de los alumnos #se ha sentido desmotivado?
Se ha dicho que la pandemia ha quitado motivación, pero yo creo que viene de atrás. Estamos viendo una sociedad en la que conceptos como constancia, esfuerzo, la tolerancia a la frustración… no se valoran y están desapareciendo. Parte de la motivación tiene que venir del profesor, pero otra parte tiene que venir de la familia. Lo vemos con el tema de los botellones, que no son capaces de gestionar una prohibición, o familias que no saben cómo hacer con sus hijos porque les quitas el móvil y hay reacciones violentas… estamos perdiendo ciertos conceptos.

Los datos aportan una mejoría en Primaria y retroceso en Secundaria, ¿tiene relación con la forma en la que han llevado la pandemia según la edad?
Hay que tener en cuenta los hábitos de cada franja de edad. En Primaria el grupo de iguales no tiene tanto peso como en Secundaria. En situación de pandemia, los primeros no han visto tan cambiada su vida y encima les ha dado barra libre en el uso de nuevas tecnologías que antes no podían, hasta el punto de que muchos no querían salir porque las circunstancias que les habíamos puesto cubrían sus necesidades.
Los de Secundaria están en otro punto, necesitan más el contacto, están en un momento que se creen invulnerables y encima los medios lo propiciaban diciendo que a los niños no les afecta el virus, por lo que les resulta más difícil aceptar que hagan algo cuando realmente no parece que tenga que ver con ellos. Y necesitan tocarse, verse, abrazarse… por eso ha habido tanta diferencia entre los más pequeños y los adolescentes.
¿Cuáles serían las conclusiones sobre estos datos?
Hay que analizar distintos factores desde la escuela, desde la inversión, los ratios, el hecho de que tenemos reformas educativas cada poco tiempo y sin valorar lo que sí funciona de lo que está y lo que no, sin comparar con otros sitios. También hay que incluir a las familias, qué pasa en los hogares, qué está pasando con los hábitos de lectura, con las nuevas tecnologías…
La educación es un tema lo bastante serio como para hacer un análisis completo, complejo y que sirva a largo plazo.

¿Cómo se puede hacer desde los centros y las familias el acompañamiento anímico para este curso?

«La realidad es que en este curso ellos ya vienen con unas rutinas y un rodaje que les parece normal», afirma Landeta. «No empezamos con la incertidumbre como el año pasado. Con lo cual para ellos, teniendo en cuenta la capacidad de adaptación que tienen, esto va a ser lo normal. El acompañamiento tendremos que hacerlo cuando se empiece a quitar la mascarilla en el aula y alguien estornude o tosa…», advierte.

Además, el experto estima que al no estar en un momento de confinamiento y tener las extraescolares permitidas va a suponer un desahogo importante, «incluso para los adultos que el año pasado ha sido ir a trabajar y para casa, este curso es diferente». «Creo que el trabajo habrá que hacerlo cuando pasemos a la fase de quitarnos la mascarilla y volver a readaptarnos, ahora vamos por la calle y tendemos a alejarnos, a apartarnos… incluso nos va a costar quitarla. Cosas cotidianas como cuando te presentan a alguien darle dos besos es impensable ahora mismo. Hemos cambiado muchísimos hábitos y volver a los anteriores va a costar, a mucha gente le va a pasar factura. Los más pequeños de Primaria van a pasar a un modelo en el que tienen que relacionarse y no lo conocen», reconoce. «Son muchos los pequeños cambios del día a día en los que va a haber que desandar el camino, superar la barrera del miedo… y hay gente, como las personas mayores, que igual no vuelven a recuperarlos», concluye.

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